jueves, 1 de diciembre de 2011

Nacer estrellado

Le dije que le propusiera al director reorganizar el tablón de anuncios, pues seguro que a ella le haría más caso. Desde que habían entrado el televisor en la sala de profesores, éste tapaba el espacio reservado a los informes de tutoría y estos se colocaban por un lado y otro, era difícil verlos. Dos días atrás, el director me regañó porque yo no había rellenado unos informes de su grupo. Le dije que, aunque los había visto, no los había rellenado porque suponía que el padre o la madre del alumno vendría el lunes.

-Deberías poner la fecha en los informes -añadí.

-¿La fecha? ¿Por qué poner la fecha? No se me había ocurrido poner la fecha -respondió-. Hay que mirar el tablón, rellenar los informes.

-Pero ahí pone que se revisen los informes semanalmente.

Ni siquiera me respondió. Me arrojó los informes. Y, sumisamente, los rellené.



La profesora, que estaba un poco sorprendida de mi comentario sobre el director, me señaló que no había ninguna razón para que lo hiciéramos nosotros. En eso estábamos cuando llegó el director y nos vio.

-Estamos cambiando esto de sitio.

-Deja que te ayude. Siempre he dicho que se te ocurren buenas ideas.

Yo me aparté y les deje. Al otro lado de la sala de profesores, el director seguía elogiando a su profesora.