sábado, 31 de diciembre de 2011

Orden de Isabel la Católica

El nuevo Gobierno acusa al anterior de mentir, de ocultar que el déficit había alcanzado el 8 %. Al mismo tiempo, el antiguo presidente del Gobierno es premiado con el Collar de la Orden de Isabel la Católica. Ya sólo falta que el rey le conceda el marquesado de Miranubes.

viernes, 30 de diciembre de 2011

El rey de Fernando Poo

Rueda de prensa del Consejo de Ministros. Presentes, tres ministros y la vicepresidenta del Gobierno. Al principio del todo, ésta anuncia que el Estado ha gastado 20.000 millones de euros más de lo que había dicho la anterior ministra de Economía. ¡20.000 millones! (500 euros por español.) A continuación, enumera las medidas implementadas para luchar contra el déficit: congelación del sueldo de los funcionarios, subida del IRPF y del IBI... Poco a poco queda claro que estas medidas constituyen el mayor ajuste económico de los últimos tiempos. Y no las presenta el presidente del Gobierno, el presidente está ausente. Recuerda un poco a esos monarcas orientales, al rey de Fernando Poo, Moka, que nunca se mostraba a sus súbditos. Rajoy, como un déspota, permanece oculto.



Por cierto, estaba siguiendo la rueda de prensa para ver a mi querida Ketty Garat. La vicepresidenta le permitió hacer la última pregunta...

Omelette à la cagote

Ingredientes:
- Un huevo (o dos).
- Una lata de atún.
- Un quesito fundido.
- Mortadela con aceitunas.
- Chóped (de pavo).
- Una cebolla.
- Un pimiento verde.
- Salchichón.
- Jamón.
- Pasas.
- Un tomate.

Preparación:
En su origen, aunque no lo parezca, la tortilla à la cagote era una simple tortilla de atún. Los ingredientes se fueron añadiendo más o menos en el orden en que aparecen. Una auténtica tortilla à la cagote tiene como ingredientes básicos una lata de atún, mortadela de aceitunas y un quesito fundido. La preparación no lleva más allá de cinco minutos. En el caso de que se le eche cebolla, hay que freírla, desde luego, antes. El tomate se pone en el fondo del plato donde se va a depositar la tortilla ya hecha o, por qué no, si no está demasiado maduro, echarlo con el resto de los ingredientes. Si se utilizan pasas, es recomendable sazonar un poco la tortilla, muy poco, sólo la sal que cabe en la punta de los dedos.



La verdad es que nunca tiene tan buen aspecto.

jueves, 29 de diciembre de 2011

Thank you for give me a job

Hace unos meses leí que James Caviezel se quejaba de que no le ofrecían trabajo en Hollywood. Caí en la cuenta de que era verdad. La última película suya que había visto fue Outlander, la historia de un extraterrestre que, por accidente, trae a la Tierra una bestia atroz a la que, con la ayuda de unos normandos, mata. Me gustó, era una hermosa película: se basaba en una leyenda, la de Beowulf, y sugería una continuación.

Después de aquello, nada. Sus quejas de que su ultracatolicismo le impedía conseguir protagonizar una película. De que todavía le veían como el protagonista de La pasión.

Hace unos meses se estrenó esta serie, Person of Interest. La idea se parece un poco a Minority Report, aunque en este caso no son videntes sino máquinas, ordenadores los que pueden anticipar asesinatos.

En la última escena de uno de los capítulos, el personaje de Caviezel, John Reese, se encuentra en un cafetería con Mr. Finch, el misterioso millonario cojo que ha ideado la máquina. Curiosamente, Reese le da las gracias por conseguirle un trabajo...

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Will Penny

El otro día me encontré en la tele con esta película de Charlton Heston. La historia de un hombre maduro, amante de la soledad, despreciado por otros, insultado -sabe defenderse con los puños-, que en el momento más inesperado encuentra a una mujer que viaja para reunirse con su marido. Al principio, ella y su hijo sienten el habitual desprecio por el vaquero solitario, pero, obligados a pasar con él el invierno, comienzan a tomarle cariño. Ella le propone montar una granja. Penny sabe que, inevitablemente, un agote no puede hacer feliz a nadie, por lo que le pide a la mujer que continúe su camino, le dice que su lugar está con su marido.

Génesis 3, 19 (3)

Modelo de carta de despedida:

Hola

Perdona que haya tardado tanto en responderte. La verdad es que la perspectiva de encontrarme contigo me tenía paralizado. Me apunté a esto hace unos meses porque, evidentemente, quería encontrar pareja. Sin embargo, cuando empiezo a conocer a una mujer, cuando ésta me responde los correos, cuando llega el momento de concertar una cita, siempre me asaltan las dudas.

En fin, temo que seas demasiado distinta a mí, que me hagas cambiar mi estilo de vida, algo que, evidentemente, ya sabía cuando me apunté a esta página, pero que quería soslayar. Supongo que tengo pavor al compromiso y sospecho que soy demasiado insoportable como para que alguien quiera convivir conmigo.

Perdona el tiempo que te he hecho perder. Espero que encuentres a alguien.

Un saludo.




Lo he hecho: se la he enviado. Me siento liberado. Debe pensar que soy un tipo raro. Le he estoy haciendo un favor...

martes, 27 de diciembre de 2011

Magdalene St. Michaels

Ahora no recuerdo qué película quería bajar, el caso es que me encontré con un vídeo porno. Como siempre, le eché un vistazo. Era del género madre e hija. Una de las madres me llamó la atención. Parecía una mujer seria, no el tipo de mujeres que hace porno. Por curiosidad, busqué su nombre: Magdalene St. Michaels. El aburrimiento me llevó a buscar información sobre ella. Nada en la wikipedia. Tiene, desde luego, una página web, por la que estuve navegando un rato; no encontré demasiada información biográfica, sólo que era nacida en Malta y que hizo su primera aparición en 2007. En otro sitio se decía que había nacido en 1957. Es decir, que comenzó a hacer porno a los 50 años. ¿Por qué? ¿Sólo por dinero?



Antes de dedicarse al porno, había participado en varios mainstream films. ¿Qué tipo de películas?

Broca de 6

-Quería una broca de 6.

-¿Una broca de 6? ¿Tan pequeña?

-Sí, no me gusta hacer grandes agujeros en las paredes.

-Creo que... No, ya no se hacen brocas de 6. Las más pequeñas son de 8.

-¿De 8? Son enormes, gigantescas.

-¿Qué quiere entonces?

-Está bien: una broca de 8. ¿Y tacos? ¿Hay tacos de 6?

-No. Si no hay brocas de 6, no tiene sentido que fabriquen tacos de 6. Los más pequeños son de 8.

-¿De 8? Esos necesitan un agujero terrible.



Entonces me desperté. En mi piso de soltero no hay colgado un solo cuadro.

lunes, 26 de diciembre de 2011

Paquidermo calvo

Poco a poco, sigo leyendo, el libro de Tasso. Viaje a Lima; como compañero de avión tiene a un tipo gordo, calvo, sudoroso, que, adormilado, está a punto de echar la cabeza sobre su hombro. Este paquidermo le asquea.



Por eso la gente y especialmente las mujeres siempre evitaban sentarse a mi lado en el autobús: les daba asco.

Por la mirilla

Estos días de vacaciones, mi único contacto con el mundo exterior se reduce a los instantes en que observo a mi vecina por la mirilla. Entra a trabajar a las diez de la mañana y sale, a lo que parece, a las cuatro de la tarde. No sé donde trabaja. Antes creía que en algún supermercado, en el Más y Más, o en alguna tienda de ropa. Ahora creo que, no, que trabaja en El Corte Inglés, aunque no lleve uno de esos uniformes de camiseta a rayas negras y blancas y pantalones. Incluso llegué a pensar que trabajaba en la sección de congelados, pues llevaba una ropa horrible, vaqueros viejos y camisas anchas. Antes vestía de una manera muy sencilla, pero últimamente cuida más lo que se pone, lleva tacones, y de vez en cuando se ve que ha ido a la peluquería.

Hacia las siete de la tarde, les escuchó venir por el pasillo: los gritos de la hija mayor, el ruido del carro. El marido abre la puerta. Ella arrastra el carrito. La observo entonces. Cada vez más guapa.



Debe de sospechar que el agote le observa por la mirilla, porque, cuando me cruzo con ella en el pasillo, no me responde cuando le suelto el hola habitual. Me trata como si fuera invisible, despreciable.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Navidad

¿Anoche? Sí, me podía haber preparado una omelette à la cagote, como muchas otras noches, pero decidí tener una cena navideña más tradicional, con langostinos y pavo. ¿Y qué vi en televisión? Desde luego el discurso del rey, que tenía que tratar del asunto de su yerno. Y después, el programa de Josema Yuste, que resultó triste, decepcionante: tantos medios para tan pobre resultado. Cualquier viernes, José Mota consigue algo mucho mejor. Después, hacia las diez, me pasé a los episodios navideños de Dos hombres y medio, que estuve alternando con Callejeros Viajeros, un programa sobre el Nueva York navideño.



A las once me tomé otra copa de licor de avellana y me quedé adormilado. En el piso de al lado, los vecinos hacían un ruido tremendo, por lo que me acabé acostando. Encendí el eReader, pero apenas si leí una decena de páginas del libro de Tasso.

sábado, 24 de diciembre de 2011

McCarthy

Anoche comencé a leer en el eReader fragmentos de libros, lo que ya se ha convertido en habitual: Matar a Gadafi, Diario de una ninfómana, ¿Sueñan los androides...?, Soy leyenda... Hasta que llegué a No es país para viejos. No pude continuar. Leer ese libro resulta doloroso, saber que yo nunca seré capaz de escribir de esa manera, de que cada página sea de una insuperable solidez.



Mandé a un chico a la cámara de gas en Huntsville. A uno nada más. Yo lo arresté y yo testifiqué. Fui a visitarlo dos o tres veces. Tres veces. La última fue el día de su ejecución. No tenía por qué ir, pero fui. Naturalmente, no quería ir. Había matado a una chica de catorce años y os puedo asegurar que yo no sentía grandes deseos de ir a verle y mucho menos de presenciar la ejecución, pero lo hice.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Ketty Garat no tiene novio

Esta mañana, durante la rueda de prensa de la vicepresidenta del Gobierno, mientras la cámara enfocaba al periodista de El Confidencial, Ketty sonreía y se metía un boli en la boca. A las cinco, en la tertulia de Luis Herrero. Yo, pendiente cada vez que la cámara le enfocaba, contemplando ese mismo boli, del que, a la manera de Marco Vinicio, tenía envidia.

Hace unos meses, como una invitación, Luis Herrero dejó caer que Ketty Garat no tenía novio. Desde luego, ella, tan joven y con voz tan firme, nunca querría a nadie como yo, me despreciaría como se desprecia en su Galicia las boñigas de vaca.



Desde luego, Luis Herrero y Federico Jiménez Losantos están bien rodeados en esRadio. Mi preferida sigue siendo Ayanta Barilli: por el bien de mi salud, he tenido que dejar de escucharla.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Amigo invisible

Hoy, regalos del amigo invisible. Vendré del instituto con un mal libro, que no llegaré a abrir. El año pasado me regalaron El caer de la breva, de Mingote, que he tratado varias veces de leer pero del que sólo he acabado contemplando los dibujos. Supongo que en junio, cuando me vaya a otro sitio, lo dejaré abandonado en la biblioteca.

Para mi suerte, eironeia, mi amiga invisible ha resultado ser la jefa de estudios. Al final, le he comprado Una breve historia de casi todo, un libro maravilloso, y, para que se sienta aludida, una vieja regla de madera, que los antiguos maestros solían utilizar con un fin espurio.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Vidocq

Rajoy, ensoberbecido, ha leído apresuradamente los nombres de los nuevos ministros. Decepcionante: Gallardón a Justicia y Luis de Guindos, antiguo consejero para Europa de Lehman Brothers, a Economía. Lo de Gallardón no tiene arreglo: hubiera metido la pata allí donde hubiera recalado. En cuanto a Guindos, antiguo lobo, tendrá ahora que vigilar las ovejas.

Entrega de notas

En el centro. Entrega de notas. Estoy en la sala de profesores, esperando que aparezca alguna madre malhumorada.

martes, 20 de diciembre de 2011

Eclesiástico 4, 25

En uno de sus artículos, Kapuściński cuenta su encuentro, en un perdido pueblo de los confines de Polonia, con un antiguo compañero que se ha convertido en profesor de instituto. El hombre se declara vencido por su trabajo; confiesa que cada día se enfrenta a un Grünwald pedagógico.

A 5ª hora, iba a explicarles a los alumnos de 2º, a mostrarles, más bien, algunas imágenes: las principales obras del arte bizantino y carolingio. Sólo quería que supieran la influencia del arte bizantino en el arte occidental y otomano, que contemplaran la majestuosa Capilla Palatina de Aquisgrán. No hubo forma de que se callaran. Estaban decorando la clase y la tenían cubierta de adornos navideños, pero no les gustaba lo que habían hecho y estaban arrancando las cintas. A mí, pobre y despreciable agote, no me hacían caso. ¿Qué interés tiene esa iglesia turca? Me sentía como un terrícola que no puede soportar la velocidad con la que se mueve la gente pequeña de ese hermoso libro de Aldiss La nave estelar.



Al final, triste consuelo, recordé, como siempre, las palabras del Sirácida: "Avergüenzate de tu ignorancia". Sí, otro Grünewald pedagógico.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Rajoy, presidente

Discurso de investidura de Rajoy. Va a crear un bachillerato de tres años, promoverá el bilingüismo, tratará de acabar con el fracaso escolar... Fue ministro de Educación y no hizo nada.



Hoy, tenía guardia de recreo. Un alumno, que durante la hora anterior me había dicho que, como ya quedaba poco para las vacaciones iba a provocar su expulsión, ha perseguido a sus compañeros con un saltamontes cruelmente mutilado. El ortóptero acabó tirado en el pasillo, pisoteado. Tendrían que habérselo arrojado a este Rajoy.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Palinodia

La madrugada del viernes fue difícil. No conseguía dormir, no podía dejar de pensar en todo lo que había ocurrido durante la semana, un tropiezo detrás de otro. He echado la culpa a todo y a todos: a los alumnos, a la administración educativa, al sistema. En realidad, otros profesores, todos, se acaban amoldando al ambiente y consiguen vivir en él. Todo esto me ha costado que ya no tengan reparo en tratarme como el paria que soy. Y cuando salga el concurso de traslados tendré que marcharme a otro centro, donde me encontraré lo mismo. Lo mismo o algo peor.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Wheel of pain

Ayer, después de salir del instituto -al menos los viernes, por una vez, es a las 11:15- me puse a callejear: compré la revista Qué Leer, pedí cita con el peluquero -todavía no sé si cambiar mi estilo de peinado, que causa tantas chanzas en algunos alumnos- y compré en el Mercadona.

En el reproductor de MP3, después de alguna vacilación, puse la banda sonora de Conan el Bárbaro, de la película original, desde luego. A los diez minutos, me había reconciliado con el mundo y la vida. ¡Qué maravilla! ¡Undr! Esta música, la película es como una sinfonía, en que todas las partes están relacionadas.



Como estaba triste, puse en modo repetición The Wheel of Pain: un símbolo de la vida humana, caminar sin descanso para no llegar a ningún lado. ¿Y si Conan nunca hubiera abandonado la rueda del dolor? ¿Y si hubiera imaginado todas sus aventuras: su carrera como gladiador, la muerte del asesino de sus padres, su coronación como rey de Aquilonia...?

viernes, 16 de diciembre de 2011

Utopía social

Por un lado, ANPE indica que su Defensor del Profesor en Andalucía ha visto multiplicadas las denuncias en el último año, un 33 % más, mientras que en el resto de comunidades éstas han disminuido un 10 %; por otro, Álvarez de la Chica, el consejero de Educación de la Junta de Andalucía, se alegra hoy de que hayan descendido las agresiones al profesorado, es decir, se jacta de que los directores, instalados en sus puestos digitalmente y no votados por los claustros, hagan lo imposible para bajar el número de expulsados. Como decía Gracián: si no puedes evitarlo, disimúlalo.



Casi 30 años de gobiernos del PSOE en Andalucía provocan estas cosas. Durante todos estos años, se ha tratado de imponer una sociotopía: oficialmente, Andalucía es una región moderna, activa, avanzada socialmente, desarrollada. La realidad es otra: Andalucía se encuentra entre las regiones más pobres de Europa, un apéndice de África al sur de la U.E., un territorio lleno de contrastes entre la pobreza y la pobreza más absoluta, en el que la Junta de Andalucía ha tratado de desarrollar un orgullo ridículo de miserables.

Y se levanta un revuelo cuando un político catalán, Duran i Lleida, dice que los andaluces se pasan el día en la barra de una taberna, o cuando el hijo de la duquesa de Alba indica que los jornaleros, apalancados en el PER, no quieren trabajar.

En fin, yo soy andaluz, no soy noble sino un mero agote y no me gustan ni las tabernas ni los partidos de polo, y creo que puedo decirlo con un poco de autoridad: esta Andalucía es un albañal.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Sesión de evaluación

En la sesión de evaluación, con uno de los mejores cursos del instituto. Verecundia: la tutora resalta que en mi clase no hay silencio, que se quejan de que en mi clase hay demasiado ruido...



Por la mañana, otro infierno, otro terrible infierno.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Dies, septimana, mensis, annus, vita... horribiles

De pronto se levantan, los tres al mismo tiempo, y acercan sus manos a mi pelo. Sólo una de ella lo toca, la misma alumna que volverá a hacerlo más tarde, en medio del pasillo, delante de todos..., cuando el director ya le ha comunicado que la va a expulsar. Más tarde, cuando ya no hay nadie, le digo que no tiene vergüenza. Her eyes watered.

Así ha terminado un día horrible, lleno de malos modos de los alumnos, de desprecio de los otros profesores (he vuelto a darme cuenta de que no me informan, de que no me entero de nada).



Esta tarde, en la sesión de evaluación, como los prisioneros de Esfacteria, he permanecido callado, la mente en otro lado. El director planteaba el mejor modo de tratar a los alumnos disruptivos: un profesor de apoyo en el aula. Otra propuesta, sugerida por un profesor: aplicar estrictamente el régimen disciplinario; si un alumno no quiere estar en el centro y no es capaz de respetar las normas, por triste que sea, por trágico que resulte, hay que expulsarle.

martes, 13 de diciembre de 2011

El doctor Aziz

Intenta resultar divertido, ser amable, agradar, en definitiva. Las lleva a las cuevas de Marabar, que son la maravilla de Chandrapore, aunque nadie de los que allí viven las hayan visitado, sólo el profesor Godbole, que no se muestra demasiado entusiasmado por lo que vio y que ni siquiera menciona el curioso fenómeno del eco, lo único pintoresco de las cuevas. Aziz intenta que la excursión sea perfecta, pero sólo consigue meter la pata una y otra vez.



Se siente culpable, no por haber intentado sobrepasarse con Miss Quested, sino por ser incapaz de proporcionarle una bonita excursión.

lunes, 12 de diciembre de 2011

El pez naranja

Por mucho que se engañe a sí mismo, el pez naranja nunca será como los otros peces. Puede hacer o intentar hacer todo lo que hacen los otros peces, los peces negros y azules, pero nunca será uno de ellos.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Panem et pediludium

Kapuściński despreciaba los medios de comunicación que, para no molestar al poder político o económico, se centraban en noticias frívolas e intrascendentes. Ayer, hoy, los últimos días han sido duros: todos los medios sólo han hablado, siguen hablando del partido entre el Real Madrid y el Barcelona, del derbi.



Menos mal que he estado enfrascado en la lectura de la biografía de Steve Jobs. Anoche, mientras devoraba la parte que narraba su regreso a Apple, el "piensa diferente", el iMac, el iPod, en el piso de arriba se escuchaban gritos, aullidos, que no acabaron hasta cerca de las una de la madrugada. Llegué a pensar que el partido no acabaría nunca, que continuaría hasta que los dos equipos hubieran sacado a todos los suplentes, hasta que los jugadores yacieran agotados sobre el césped. Ese partido, o uno del estilo del descrito por Stefano Benni en Tierra sí que hubiera sido divertido. Y no éste, en el que las camisetas de los futbolistas ensalzaban el juego en el paraíso fiscal que es Gibraltar y las monarquías absolutistas árabes.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Dioses y capullos

Estoy enfrascado en la lectura de la biografía de Steve Jobs. Resulta una figura atrayente, aunque, en el trato personal, era despreciable. Era despreciable. Cuando murió, se multiplicaron los reportajes laudatorios: el éxito, como siempre, hace que se perdone todo. Un curioso artículo, incluso, trataba de justificar todo lo que había hecho Jobs en su vida: no reconocer a su hija, engañar a Wozniak, tratar a sus empleados como basura...

Atkinson, el diseñador del Mac, indica que en Apple había dos categorías de empleados: los dioses y los capullos. A los dioses, que vivían subidos en un pedestal, se les permitía todo, eran los únicos en ser valorados. Los capullos, por el contrario, trabajaban duro, pero nadie agradecía su esfuerzo; permanecían en la sombra, a la sombra de los dioses.



Los agotes, desde luego, pertenecemos a la categoría de los capullos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

El infectado

Cuando regresé al salón, lo escuché, el gemido de un infectado. Debía estar encerrado en uno de los pisos, y, al ver a los merodeadores, trataba de salir. Pero no lo conseguía, no lo conseguía.

Graffiti

En un graffiti: "God Is Not Dead. He Is Alive And Well And Working On A Much Less Ambitious Project."



Arriba, imagen de otro graffiti. Sí, desde luego Platón ha muerto. La materia se ha impuesto sobre el espíritu, como siempre.

jueves, 8 de diciembre de 2011

Óscar Sánchez va a ser liberado (2)

No, Óscar Sánchez no va a ser liberado. Todavía. La fiscalía italiana continúa sospechando que es un peligroso mafioso cuya perversa mente le ha hecho idear un curioso truco: en la cárcel interpreta a la perfección el papel de idiota. Es divertido. Hoy le han puesto un micrófono a una mujer de Montgat que ha dicho que Óscar no, no es un retrasado, pero que tampoco tiene muchas luces. Es una descripción que también me podrían aplicar a mí. Óscar no interpreta a un idiota: es él mismo.

Quizá los jueces, los fiscales italianos se lo tomarían más en serio si hubiera una ley que les obligara a permanecer en la cárcel tanto tiempo como el que ha pasado Óscar: la ley del talión mesopotámica, el código de Hammurabi. Pero tengo que repetirlo: los agotes no preocupan a nadie. Y Óscar, en una celda italiana, rodeado por una decena de delincuentes que se alegran de que el Estado italiano les permita divertirse con un bufón, tendrá que comerse también hoy sus propias heces.



Si realmente sirviera de algo, si viviera en Madrid, iría ahora mismo a la embajada de Italia en España y arrojaría mierda, mierda de cualquier clase, contra su fachada. Un gesto solitario.



Quizá lo haga este verano, en que tengo planeado pasar unos días en Madrid. El Prado, el Thyssen, el Museo Arqueológico y una bolsa de heces arrojada a la orgullosa fachada de la embajada de la República italiana. Una pequeña vendetta en nombre de los agotes.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Fotocopia (2)

El lunes, aprovechando que no había clase, fui a la delegación de educación para preguntar por qué habían enviado aquel papel al instituto y, ya que sólo me habían entregado una fotocopia, para que me entregaran otro original. Se sorprendieron no sólo de que me hubieran entregado una fotocopia, sino también de que hubieran abierto una carta que iba a mi nombre. Su disculpa: ellos no habían enviado nada a ningún sitio, sino los de la consejería; llamarían al instituto para que me entregaran el original.

Ha llamado hoy. Y, otra vez, me he convertido en el culpable. No, no me han entregado el original, que a última hora he visto abandonado encima de la mesa de la administrativa, al alcance de todo el mundo (si alguien lo cogiera, podrían decir que he sido yo).

martes, 6 de diciembre de 2011

Jamal Zougam

Quizá él nunca lo hubiera sospechado. Que era un agote. Suministró las tarjetas de los móviles que se utilizaron en el atentado del 11 de marzo. ¿Las suministró? Las vendió, porque ese era su trabajo. Más tarde, unos testigos afirmaron haberle visto en los trenes que explotaron. Ahora, varios artículos de El Mundo nos invitan a dudar de estos testimonios. Una de los testigos afirma que lo vio un año después de los atentados. Previamente, había sido rechazada varias veces su solicitud como víctima de los atentados; incluso se creía que no estaba en ninguno de los trenes. Su testimonio le permitió cobrar una indemnización de 48.000 €. Jamal Zougam nunca estuvo en estos trenes, no es un terrorista. Pero lleva siete años en la cárcel. Incomunicado. Y luego, el mismo gobierno que ha premiado al juez que le emitió la condena critica la existencia de Guantánamo.



Hace años, un alcalde de Jerez afirmó que la justicia española es un cachondeo. Se equivocaba. La justicia española no es de risa. Es atroz. Años en la facultad de derecho y, en muchos casos, unas oposiciones, que deberían garantizar el conocimiento de las leyes, para que luego un juez sentencie como el gobernador de la ínsula Barataria, según la emoción del instante o el gobierno del momento. Y esto último no es hablar por hablar. Hace siete años y medio, cuando el PSOE llegó al poder gracias a los atentados del 11 de marzo, Garzón dijo que la justicia debía adaptarse a la nueva situación política. Dios nos libre, a nosotros, pobres agotes, de una sala de justicia.

lunes, 5 de diciembre de 2011

Idiota

En El idiota, Dostoievski le hace decir a su protagonista: "¿Qué clase de idiota soy que comprendo que la gente me toma por idiota?". Hay días que no paro de pensar en ello. ¿Qué opinión tiene la gente de mí? Para muchos, para la mayoría, soy un figurante, apenas alguien que se cruza por el fondo pero al que no se hace caso. No soy nada, no sé ser nada. No quiero ser nada.



Idiota, para el filólogo Unamuno, era alguien que no sabía comportase en sociedad. Por eso, para no equivocarme, para no ir tropezando continuamente, yo prefiero estar encerrado en mi minúsculo piso, comprar en los hipermercados o en las tiendas donde no haya dependientes inquisidores, no tener amigos...

domingo, 4 de diciembre de 2011

Isaías 40, 1-4

Ayer, en la misa por mi abuelo, a la que tuve que asistir, una de las lecturas era del libro del profeta Isaías: "Consuélate...". Comencé a tararear mentalmente a Haendel y casi me olvidé donde estaba. Apenas presté atención al sermón. ¡Cuántas tonterías dicen los curas cuando comentan las lecturas! Sospecho que las mujeres que asisten a las misas no escuchan. Toda esa palabrería. Y parece que los curas tienen libros de sermones, para preparar los sermones.



A veces pienso que debería bastar con una misa al año, la que coincida con la semana santa. Curiosamente, no sé de ningún grupo religioso que se conforme con una sola misa, ni siquiera los testigos de Jehová, que tanta atención le prestan a las escrituras. Una misa debería ser suficiente.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Óscar Sánchez va a ser liberado

Le ha sucedido el tipo de cosas que me suceden a mí, que nos sucede a los agotes: confundido con un mafioso, lleva más de 16 meses en una cárcel italiana, a pesar de que todos sabían desde el principio que podía ser inocente. Que era inocente. Ahora, la fiscalía italiana, triste porque tenía un culpable en la cárcel, abre la posibilidad de concederle la libertad condicional. La tragedia de Óscar, de los agotes, es que a nadie le importa lo que le ha pasado. Treinta, cuarenta años atrás, le habrían cortado el cuello y todos habrían quedado tan contentos, pues, después de todo, el peor delito de los agotes es haber nacido.

viernes, 2 de diciembre de 2011

eReader

Me acaba de llegar el eReader que pedí hace una semana. Ahora me estoy haciendo con él, probándolo.



¿Abandonaré los libros de papel?

El guardián en el vergel

En su primera novela, ya está todo McCarthy. Toda su dureza. Como en Meridiano de sangre y en No es país para viejos. Cuando leo esos libros, me doy cuenta de que nunca seré capaz de escribir una línea como él, a pesar de que, hace unos años, cuando lo descubrí, a fe que lo intenté. Incluso escribí un relato mccarthiano (ver infra), una torpe imitación.

Leí el elogio de Bloom hace muchos años, pero, por alguna razón, no me adentré en la obra de McCarthy. Incluso, le catalogaba como uno de esos escritores sensibleros, del tipo Robert James Waller o Nicholas Evans.

Entonces, hace tres años, fui al cine. No sabía lo que me iba a encontrar: si por un lado era una película de los Coen, por otro, la protagonizaba Javier Bardem, un actor que no soporto. Al final, fueron las dos mejores horas que he pasado en los últimos tiempos. La película era maravillosa, malgré Bardem, que de todos modos hacía un papel que le venía como anillo al dedo; creo que su secreta aspiración es formar parte de una checa, en ser el tipo de asesino que es Chigurh. Poco después de ver la película busqué como un loco todos los libros de McCarthy, aunque todavía tenía el temor de que de una mala novela se había sacado una buena película. Estaba equivocado. No es país para viejos es una novela genial, una de las mejores que jamás haya leído. Basta abrirla por cualquiera de sus páginas para encontrar alguna maravilla. Meses enteros la he tenido en la mesita de noche, pagineando.

Después leí otros libros de McCarthy: Meridiano de sangre, que, aunque difícil, también me dejó impresionado, La carretera, El guardián del vergel... A veces creo que La carretera se ha llevado los premios que, quizá, le hubieran correspondido a No es país para viejos. Por eso no me acaba de gustar esa novela.



Mi imitatio de McCarthy:

Brownfield County

Había advertido que el motor se estaba calentando cuando pasó por Troy. De eso hacía algo más de dos horas. A diez o doce millas había dejado el cartel de entrada de Brownfield County. El sol se estaba poniendo por el horizonte y el cielo había adoptado una tonalidad rojiza. Trató de pensar si el tipo tenía una garrafa de agua en el maletero. No, no la tenía. No le apetecía quedarse tirado en medio de ninguna parte.

Weiss metió el coche en el arcén. Se quedó con la mirada perdida en la larga recta que era la carretera, las manos apoyadas en el volante. De debajo del capó salía vapor de agua. Miró el retrovisor. Lejos, detrás, aparecieron dos luces. De pronto imaginó lo que iba a suceder.

Las luces se acercaban. Era una ranchera. Salió del coche y se puso en medio de la carretera. Levantó la mano derecha. El conductor era un jovenzuelo que llevaba una camiseta de tirantes. De copiloto había una adolescente de no más de quince años. Quizá tuviera dieciséis.

La ranchera frenó y paró detrás del Chevrolet Impala de Weiss.

-¿Qué le pasa, amigo? –le preguntó el chico en español.

-Se me ha calentado el motor –dijo Weiss.

El chico debió comprender que el hombre, a pesar de la piel oscura y los cabellos castaños, no era mexicano.

-La gasolinera del viejo Teddy está a unas tres millas.

Weiss no respondió al chico. Observó la pegatina amarilla que había en el parabrisas.

-¿Me podrías llevar? –le preguntó por fin.

-Suba –le dijo el chico.

Weiss cogió la bolsa. Sacó la llave del contacto y se la metió en el bolsillo, aunque su primera intención había sido arrojarla al desierto.

La adolescente se apartó para dejar sentarse a Weiss. Este colocó la pesada bolsa entre las piernas.

El coche arrancó.

-Así que usted es de Albuquerque.

-¿Qué?

-Vi la matrícula de su coche.

-Ah, sí, Albuquerque.

En la radio sonaba música de negros.

-Tengo un tío en Albuquerque –le dijo el chico.

La adolescente llevaba unos desgastados vaqueros. Iba descalza. Weiss miró las uñas de los pies. Ella se dio cuenta y se acercó más al chico.

-¿Hay por aquí algún motel?

-A unas veinte millas, en Los Pinos.


Weiss había lanzado una mirada al marcador de combustible. Estaba casi vacío. Pensó que el sheriff de Brownfield debía conocer todos los vehículos del condado.

***

La adolescente encendió un cigarrillo y se lo puso en los labios al chico, que bajó la ventanilla.

Todos parecían escuchar la música.

-Aparca en el arcén.

-¿Qué?

-Te digo que aparques en el arcén.

Weiss le mostró la pistola.

El chico se acercó al arcén y aparcó la ranchera.

-Oiga, señor, sólo tengo sesenta dólares.

-Cállate –ordenó Weiss-. Bajad de la ranchera.

El chico abrió la puerta y salió. La adolescente, que le había cogido la mano, le siguió.

-Llévese la ranchera. No nos ha…

El disparo le destrozó la cara. La chica estaba sorprendida. Giró el rostro. Eso pilló desprevenido a Weiss, que había realizado otro disparo. La bala le destrozó a la adolescente la oreja derecha. Rápidamente hizo fuego de nuevo. Esta vez la bala le arrancó medio cuello a la chica.

Weiss esperó que los casquillos se enfriaran y se los metió en el bolsillo de la camisa. Abrió la puerta, dio la vuelta a la ranchera y se acercó a los cadáveres. Primero arrastró a la adolescente y después llevó al chico. Los escondió detrás de unos matorrales. En la carretera había una gran mancha de sangre. La gente creería que habían atropellado un coyote.

Weiss subió a la ranchera por la puerta del conductor y, antes de darle a la llave del contacto, apagó la radio. Le gustaba escuchar el ruido del motor. Arrancó y dio la vuelta.

Paró delante del Impala. Se bajó de la ranchera y se dirigió a su coche. Subió y sacó de la guantera un estropeado mapa de carreteras del Estado. Lo estuvo mirando durante un tiempo, hasta que se dio cuenta de que el sol se había puesto al oeste. Trató de pensar.

Hizo un intento de arrancar su coche, pero el motor estaba muerto. Lo puso en punto muerto y se bajó. Lo empujó hasta alejarlo de la carretera. Su primera intención había sido quemarlo, pero decidió dejarlo allí. El sol lo achicharraría en unos pocos días.

Weiss se apoyó en el capó y permaneció un tiempo mirando el horizonte por donde acababa de ponerse el sol. Un tenue resplandor rojizo era lo que restaba.

Después regresó a la ranchera y la arrancó. Miró preocupado el marcador del depósito de gasolina. Debería hacer una parada en la gasolinera de Teddy.

***

-Necesito llegar a Amarillo esta noche –dijo Weiss, como si hablara solo.

-¿Qué?

-Te daré quinientos dólares si me llevas Amarillo.

-¿Quinientos pavos?

-Setecientos –corrigió Weiss-. Ni un centavo más.

El chico pareció pensar.

-¿Y qué pasará con su coche?

-Vendrán a llevárselo por la mañana.

-Vale, tío. Te llevaré a Amarillo.

Weiss le tendió a la chica el dinero.

-Apaga la radio –dijo Weiss.

-¿Qué?

-Que apagues la radio.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Nacer estrellado

Le dije que le propusiera al director reorganizar el tablón de anuncios, pues seguro que a ella le haría más caso. Desde que habían entrado el televisor en la sala de profesores, éste tapaba el espacio reservado a los informes de tutoría y estos se colocaban por un lado y otro, era difícil verlos. Dos días atrás, el director me regañó porque yo no había rellenado unos informes de su grupo. Le dije que, aunque los había visto, no los había rellenado porque suponía que el padre o la madre del alumno vendría el lunes.

-Deberías poner la fecha en los informes -añadí.

-¿La fecha? ¿Por qué poner la fecha? No se me había ocurrido poner la fecha -respondió-. Hay que mirar el tablón, rellenar los informes.

-Pero ahí pone que se revisen los informes semanalmente.

Ni siquiera me respondió. Me arrojó los informes. Y, sumisamente, los rellené.



La profesora, que estaba un poco sorprendida de mi comentario sobre el director, me señaló que no había ninguna razón para que lo hiciéramos nosotros. En eso estábamos cuando llegó el director y nos vio.

-Estamos cambiando esto de sitio.

-Deja que te ayude. Siempre he dicho que se te ocurren buenas ideas.

Yo me aparté y les deje. Al otro lado de la sala de profesores, el director seguía elogiando a su profesora.