martes, 25 de septiembre de 2012

Kaiko


Por la mañana le despertaron los tambores. Se sintió pesado. Juntó los rescoldos de la lumbre,  cortó otro trozo de carne de su hermano y lo puso en las ascuas. Bajó a la fuente a traer  agua. Recordó las veces que su hermano le había acompañado. Habían compartido el agua y la comida casi desde su nacimiento. Sintió que las lágrimas le corrían por el rostro. Se obligó a seguir comiendo.