lunes, 2 de julio de 2012

En el centro comercial


-¿No me reconoce? –me pregunta.

No. ¿Quién demonios es? Va cargado de bolsas, que ha dejado en el suelo para tenderme la mano. Aprieta.

-No, lo siento.

Dice mi nombre, pero soy incapaz de adivinar el suyo. Le voy a preguntar que quién es, pero no encuentro las palabras. Me está llamando de usted y me parece inadecuado tutearle.

-¿Quién…? ¿Quién eres? –le digo por fin.

¡Un antiguo alumno! Sólo eso. Un antiguo alumno que me recuerda, que no se ha olvidado de mí.

-¿Qué estabas? ¿En 3º?

-Sí –me dice después de dudar un poco.

Habla de manera entrecortada. Se le ve tímido. Ha decidido saludarme, pero tampoco tiene nada que decirme. No puedo preguntarle por ninguno de sus compañeros porque hace mucho tiempo que me olvidé de ellos.

-¿Han arreglado la carretera?

-Sí, la carretera está bien.

Me dice que hace un par de años, durante un temporal, quedó cortada. Siempre ocurre lo mismo. Cuando yo iba a ese pueblo tuve que tomar un desvío durante más de tres meses.

-Me ha alegrado mucho verte –le digo.

Me dijo su nombre, pero ya lo he olvidado.