viernes, 25 de mayo de 2012

¡Juanito Oiarzabal se equivoca de montaña!



Comienzo a desvelarme por las noches, algo que no me gusta. Como cualquiera, quiero caer dormido apenas apago la luz y despertarme por la mañana a una hora razonable, digamos que a las siete y media. No fue el caso hace unos días: me desperté a las cinco y pico. Trate de ponerme a leer, pero hace días que no consigo hallar nada que me atrape. Empiezo un libro, me aburre, paso a otro. Al final, puse la radio y me encontré con uno de esos programas de madrugada: Ser Aventureros.

Estaban hablando del fracaso de la última expedición de Juanito Oiarzabal. Trataba de llegar a la cumbre de un ochomil poco conocido, el Shisha Pangma. Después de 22 horas de agotadora caminata, de noche, Oiarzabal y sus acompañantes llegaron a la cumbre. Cuando bajaban, se dieron cuenta de que se habían equivocado de cima. Si esto me hubiera pasado a mí, bueno, me habría reído, habría pensado que siempre me ocurren cosas así. Sin embargo, Juanito Oiarzabal no estaba demasiado contento. Supongo que tiene que justificarse ante sus patrocinadores.

Este hombre siempre me ha llamado la atención. Parece que se hizo escalador porque no podía ser otra cosa. O que no quería ser un simple carnicero. Aunque no me gustan ese tipo de programas, seguí Supervivientes hace un par de años porque era divertido verle allí, con otros famosos demasiado preocupados porque hacía semanas que no se teñían, porque el sol estaba maltratando su piel, porque se les había roto una uña. Él les mostraba sus pies sin dedos, perdidos por la gangrena.

No, Juanito Oiarzabal no alcanzó la cima del Shisha Pangma, pero supongo que su vida merecía la pena cuando caminaba por la nieve, aunque cada paso, como cuenta, fuera un suplicio.