miércoles, 5 de octubre de 2011

Burakumin

Los agotes de Japón, los burakumin, no se pueden mezclar con el resto de la población, no pueden tener los mismos trabajos que los otros japoneses, deben casarse entre sí. Sin embargo, los burakumin, como los agotes españoles, tenazmente contumaces, tratan de confundirse con el resto de la población: abandonan sus aldeas, se trasladan a regiones lejanas, cambian sus apellidos, su forma de vestir.

Para protegerse de ellos, de los burakumin que tratan de hacerse pasar por japoneses, fue por lo que tuvieron que hacerse público el koseki, el registro de familias.



Nunca serán nada más que burakumin: no hay forma de luchar contra el desprecio.