jueves, 23 de agosto de 2012

Las cuevas

-¿Sabes que…?

Mroz no llegó a terminar la frase. Le miró, le lanzó una mirada profunda y le acarició el brazo.

-Siempre –dijo Mroz.

Después siguió por una galería, arrastrando el cubo.

Jwar estuvo a punto de seguirla. Quiso seguirla. Sentía dolor profundo, espantoso.

-Ah, estás ahí –le dijo Harrt-. Te estaba buscando. Tenemos que ir a ver a Yrett.

Jwar siguió a Harrt, se alejaron de la galería que había tomado Mroz. Estaba totalmente a oscuras allí. Harrt camina de prisa y sólo son sus pasos lo que escucha Jwar. Nunca había atravesado galerías tan interiores. Le habían contado que los antiguos habían excavado más y más en las cuevas, pero que finalmente, cansados, lo dejaron: no encontraron nada.

En el fondo de las cuevas vivía Yrett. Todos habían oído hablar de él, pero pocos, muy pocos habían estado en su presencia.

-¿Sigues ahí? –le preguntó Hartt. Su voz sonaba lejana.

-Sí. Te has adelantado mucho.

-Vamos.

Continuaron caminando. El túnel se estrechó. Jwar tocó las paredes con la mano. Estaban húmedas. Padre le había dicho que fuera cauto cuando atravesaba esas galerías: podían caer en cualquier momento, o llenarse repentinamente de agua.

-Cuidado con la cabeza –le advirtió Hartt.

Jwar levantó la mano: el techo era muy bajo. Tuvo que caminar encorvado. La galería se hacía cada vez más pequeña.

Golpeó a Hartt.

-Eh.

-Hemos llegado -susurró.

-¿Quién está ahí? –dijo una voz. Era una voz chillona, extraña.

-Soy el hijo de Frattl –dijo Hartt.

-El hijo de Frattl. Hum. ¿Cómo está tu padre?

-Ha vuelto a las galerías negras –dijo Hartt.

-Allí regresaremos todos. Hum. ¿Quién viene contigo? ¿Habéis traído algo para el viejo Yrett.

Hartt empujó a Jwar para que entregara los alimentos.

-Soy Jwar, hijo de Brerf, nieto de Freuttg.

-Hum. Conocí a tu abuelo. Alguna vez recorrí las galerías con él.

-Jwar ha sido elegido para ir al exterior.

-Hum. El exterior. Peligroso.

El viejo se había echado algo a la boca y lo lamía.

-Tú conociste a alguien que estuvo allí.

-Sí. Hum. El único que regresó. Para vergüenza de su clan. Esto está rico. ¿Sabéis algo de Gritr?

-Regresó a las galerías negras.

-Hum. Supongo que todos acabaremos regresando allí.

-¿Qué hay en el exterior?

El viejo se quedó en silencio. Por un momento Jwar creyó ver una figura acurrucada en el fondo de la galería, no más grande que un niño. Lamía la comida que le habían entregado.

-Hum. El exterior. Peligroso. Hum. El que regresó del exterior, hum, su nombre. No me acuerdo. Decidimos borrarlo de nuestra memoria. Lo llevamos a una de las galerías ciegas y allí lo dejamos. Estuvo llorando durante mucho tiempo, hasta que se quedó en silencio. Entonces supimos que había regresado a las galerías negras.