Me hizo un gesto para que me acercara a la puerta.
-¿Qué pasa? –me preguntó.
-Nada, nada. No pasa nada.
-¿Y esos gritos?
-Es que… Nada. Ya está solucionado.
Esperó un instante antes de soltármelo.
-Estamos hartos de ti, de tu comportamiento, de tus estupideces. Ya te enterarás en la siguiente reunión.
Y empujó la puerta.
-¿Qué pasa? –me preguntó.
-Nada, nada. No pasa nada.
-¿Y esos gritos?
-Es que… Nada. Ya está solucionado.
Esperó un instante antes de soltármelo.
-Estamos hartos de ti, de tu comportamiento, de tus estupideces. Ya te enterarás en la siguiente reunión.
Y empujó la puerta.