Hoy en el pasillo, me he quedado hablando con el profesor de Religión: hacía casi tres semanas que no le veía y le estaba dando cuenta de mis últimas lecturas. De pronto vi que el director se acercaba. Le había estado evitando hasta ese momento; ayer salí muy pronto y no me lo encontré. Ahora no podía evitarle. De pronto, me doy cuenta de que apresura el paso, entra en la clase de 1º: ¡él también me está evitando!
Este año, en el concurso de traslados, tendré que pedir un nuevo centro: esta situación es insostenible.