martes, 31 de enero de 2012

Alumnos nazis



Hoy, entre una clase y otra, iba con prisa: tenía que dejar algo en secretaría y apresurarme para no llegar tarde al aula. De pronto, me encontré con una alumna que, de buenas a primeras, me lanzó un insulto. Me sentí humillado, terriblemente humillado. Cuando salí de la secretaría, todavía bajo los efectos de aquella ofensa, me acerqué a la alumna, que seguía sentada en el mismo sitio con una sonrisa perversa en su rostro, y le dije que no volviera a dirigirme la palabra nunca más.

A veces, me siento como esos judíos de Varsovia que temían encontrarse con un soldado alemán por la calle: éste podía golpearles, insultarles, cortarles la barba, dispararles...