Colgué el teléfono y regresé a la habitación de estar. Traté de olvidarme de él, de lo que me había dicho. Apreté el play e intenté seguir viendo la película como si su llamada no se hubiera producido, pero no pude: no podía quitármelo de la cabeza. Me sentía completamente derrotado. Resistí diez, quince minutos antes de ir a la cocina para coger la bolsa de fritos que había comprado hacía unas semanas y que me había impuesto no abrir. También me serví un vaso de cerveza. Devoré los fritos en unos pocos minutos. La bolsa de patatas fritas estaba casi vacía, por lo que no me sentí tan mal cuando me levanté para buscarlas. Llené otro vaso de cerveza y allí mojé las patatas. Estaban deliciosas. Comencé a zapear y me encontré con una película española. Belén López, la protagonista. Otro propósito de año nuevo que se iba al garete.