Hitler sobre la mesa de mapas: los enemigos atacando por todos lados, el cielo de Alemania cubierto de aviones, la producción de armamentos hundida. La derrota se acerca, es inevitable. Pero Hitler sigue contemplando mapas, organizando ofensivas, moviendo divisiones, regimientos, compañías, imaginando que, como en sus años de lucha por el poder, acabará con sus rivales.