Esta mañana, durante la rueda de prensa de la vicepresidenta del Gobierno, mientras la cámara enfocaba al periodista de El Confidencial, Ketty sonreía y se metía un boli en la boca. A las cinco, en la tertulia de Luis Herrero. Yo, pendiente cada vez que la cámara le enfocaba, contemplando ese mismo boli, del que, a la manera de Marco Vinicio, tenía envidia.
Hace unos meses, como una invitación, Luis Herrero dejó caer que Ketty Garat no tenía novio. Desde luego, ella, tan joven y con voz tan firme, nunca querría a nadie como yo, me despreciaría como se desprecia en su Galicia las boñigas de vaca.
Desde luego, Luis Herrero y Federico Jiménez Losantos están bien rodeados en esRadio. Mi preferida sigue siendo Ayanta Barilli: por el bien de mi salud, he tenido que dejar de escucharla.