Lucía Etxebarria publica un nuevo libro. Casi de manera inmediata su versión electrónica ya está disponible en alguna web con sede en Montenegro o Kazajistán. La escritora se queja: no puede ser que la gente se aproveche de un trabajo de meses: ¿es que alguien considera normal entrar en una frutería y llevarse un kilo de manzanas sin pagar? Acuciada por las deudas, tiene que entrar en un programa de Telecinco, Campamento de Verano.
Hace unas noches, zapeando, contemplé aturdido una escena atroz: alguien permanecía ovillado en el interior de una cabaña de madera mientras que dos energúmenos pateaban las paredes y se reían: puro matonismo de instituto unido a la telebasura. ¿Estaba viendo Network Television, esa cadena de pesadilla imaginada por Stephen King? No, Telecinco, la cadena de pesadilla fundada por Berlusconi. La persona que estaba echada en el suelo llorando era Lucía Etxebarria. La presentadora, con la camisa estratégicamente desabotonada, describía la escena como se tratara de algo natural, hasta lógico. ¡Normal que alguien sea vapuleado en HD!
En el mundillo literario español Lucía Etxebarria es, era una trasgresora, que no siempre evitó la polémica, sino todo lo contrario. Agobiada por una deuda con Hacienda, creyó que podría entrar en un programa de telerrealidad y salir indemne. No lo ha logrado. Y, repito, todo comenzó porque, después de pasar meses encerrada, escribiendo, su libro fue pirateado en internet. Yo no la insulté, no me reí de ella, no coceé las paredes de su casa, ni siquiera me descargué su libro, pero no se puede decir que sea inocente.
Había que crear espectáculo
No me encuentro bien. Me equivoqué al entrar allí. Cometí un error y los errores se pagan. Yo allí cobraba, por una semana, más que por un libro que tardo dos años en redactar. Algunos de mis compañeros viven sólo de la televisión. Yo no me di cuenta es de que había que crear espectáculo y de que la mitad de las broncas eran por eso. Y te vas aislando y te vas deprimiendo. Fui tonta porque me metí en algo que no podía controlar. Le debo disculpas a mi madre porque ella me dijo que no lo hiciera... Yo sabía como funcionaban los realities porque tengo varios amigos que trabajan en este tipo de programas pero en casa ni siquiera tengo televisión. Pero es que cuando estás dentro es muy diferente, todo son gritos, insultos y descalificaciones... Desde la primera bronca yo no me vi capaz de responder porque sabía que mi madre me estaba viendo y le prometí que no iba a gritar. Ellos no han tenido nunca una discusión calmada. Y yo me empecé a aislar... Cuando me gritaban y ya llevaban diciéndome un rato que no tengo ni idea de nada, pues decía que yo tengo dos carreras, que es una cosa que parece que molesta bastante... No voy a entrar en el juego de que la culpa ha sido mía. No creo que haya hecho nada malo. No sabía cómo funcionaba este juego, pero en mi mundo, que podría ser el mundo de cualquiera, no el del Premio Planeta, si alguien te pone verde un día al día siguiente lo hace también.